Es muy probable que ya hayas notado que cuando tú o tu peque no duermen bien amanecen más irritables, sin embargo el tener un buen patrón de sueño puede beneficiarlos muchísimo más que solo el estar de buenas al día siguiente, puede ayudar a largo plazo a regular sus emociones y enfrentar el estrés mucho mejor.
El sueño es esencial para los niños
El sueño es una parte crítica de la salud general de un niño, pero también puede ser un factor importante en su comportamiento.
Según un nuevo estudio del Instituto de Desarrollo Juvenil de la Universidad de Georgia, dormir lo suficiente puede ayudar a los niños a combatir los efectos de entornos estresantes.
¿Cómo afecta el sueño al comportamiento?
“Los entornos estresantes suelen hacer que los adolescentes busquen recompensas inmediatas en lugar de recompensas diferidas, pero también hay adolescentes en entornos estresantes que no son impulsivos“, dijo el autor principal Linhao Zhang, estudiante de doctorado de cuarto año en la Facultad de Ciencias Familiares y del Consumidor de la UGA. “Investigamos qué explica esa relación y qué hace que algunas personas sean diferentes de otras. Un mecanismo que encontramos es el sueño”.

Resultados del estudio
Los investigadores analizaron datos del Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente, un estudio de desarrollo cerebral de varios años financiado por los Institutos Nacionales de Salud. Utilizando información de 11,858 niños de 9-10 años, encontraron que la falta de sueño y la latencia del sueño prolongada, es decir, el tiempo que se tarda en conciliar el sueño, tenían una relación significativa con comportamientos impulsivos en el futuro.
Consecuencias del sueño insuficiente
Cuando los niños dormían menos de las nueve horas recomendadas o tardaban más de 30 minutos en conciliar el sueño, había una fuerte relación con comportamientos impulsivos en el futuro. Algunos de estos comportamientos incluían actuar sin un plan, buscar emociones o sensaciones y falta de perseverancia.
El sueño actuó como mediador entre estas acciones, y cuando no había problemas de sueño durante el estudio, era menos probable que se observara impulsividad en el futuro.
La conexión entre el sueño, el estrés y la impulsividad
La hiperconectividad neurológica, donde los cerebros de los adolescentes permanecían muy activos incluso cuando no estaban involucrados activamente en tareas, también jugó un papel, según Zhang. Este estudio examinó la red de modo predeterminado, una red cerebral relacionada con comportamientos dirigidos hacia metas. Cuando esta red estaba hiperactiva durante el estado de reposo, podría exacerbar la relación entre entornos estresantes, sueño e impulsividad. Esta conexión podría estar relacionada con el TDAH, lo que Zhang quisiera explorar en futuros estudios.
Importancia del estudio
Estos hallazgos no solo resaltan el papel del sueño en el desarrollo cognitivo y conductual, sino que también podrían informar sobre intervenciones de bajo costo para ayudar en el desarrollo psicológico de los niños que enfrentan factores estresantes en casa, según Zhang.
“Si deseas desarrollar intervenciones para personas en entornos estresantes, es muy costoso, y a veces necesita trabajo generacional para cambiar”, dijo Zhang. “El sueño es un comportamiento modificable y estos cambios pueden ser rentables”.
Zhang dijo que la falta de sueño puede ser un problema incluso fuera de los entornos estresantes. Por ejemplo, los adolescentes a menudo tienen un ritmo circadiano que tiende a quedarse despierto hasta tarde y dormir, pero las horas tempranas de inicio de la escuela y las noches tardías haciendo tareas pueden alterar ese ritmo.
¿Qué puedo hacer?
“Muchos adolescentes no tienen suficiente tiempo para dormir y sufren de privación de sueño”, dijo Zhang. “Este estudio muestra por qué es importante promover una mayor duración del sueño al retrasar el inicio de la escuela o establecer rutinas para que los adolescentes sepan, ‘Después de este evento, me voy a dormir'”.
Establecer estas rutinas, sin importar el entorno, puede crear patrones más saludables y reducir el tiempo que se tarda en conciliar el sueño. También es vital actuar temprano al desarrollar hábitos de sueño, según Zhang.
“Para las personas que pueden estar en entornos desfavorecidos, si podemos proporcionar estrategias que ayuden al sueño, puede tener un impacto positivo, especialmente para los adolescentes que están en una etapa crítica de desarrollo cerebral”.
Este estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto de Investigación Perinatal Neonatal Brumley Jr. de la Universidad de Georgia, entre otros.
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