Si, la forma en que respiras puede influir más de lo que te imaginas en tu cerebro, y aquí aprenderás una de ellas.
Nuevas investigaciones revelan que nuestros patrones de respiración y pueden fortalecer o debilitar nuestras habilidades para formar recuerdos. Estos hallazgos podrían tener aplicaciones potenciales en el tratamiento de trastornos cerebrales y problemas de salud mental.
Respirando y moldeando el cerebro
El comportamiento de respiración natural y espontáneo del cuerpo se conoce como actividad respiratoria medular, debido a la médula oblonga, el centro de control de la respiración en el cerebro. De especial importancia son un pequeño grupo de neuronas en lo que se conoce como el Complejo Pre-Bötzinger (PreBötC), que se encuentra en el interior de la médula oblonga.
“La respiración es una acción fundamental para el soporte vital en los mamíferos”, dice el neurocientífico Nozomu Nakamura, de la Universidad Médica de Hyogo en Japón. “Aunque los detalles sobre la función respiratoria en los estados cerebrales aún no están claros, estudios recientes sugieren que la respiración puede desempeñar un papel importante durante los estados cerebrales “.

El estudio
En este nuevo estudio, los científicos interfirieron el PreBötC en ratones genéticamente modificados. Descubrieron que cuando detuvieron temporalmente la respiración de los ratones, los animales tuvieron dificultades para formar recuerdos importantes en pruebas de reconocimiento de objetos.
Además, las pausas en la respiración también parecieron afectar la actividad del hipocampo del cerebro (clave para el almacenamiento de memoria a corto y largo plazo) durante la recuperación de la memoria. En pruebas adicionales, forzar patrones irregulares de respiración mejoró la memoria de los ratones, mientras que ralentizar la respiración empeoró sus recuerdos.
Investigaciones previas del mismo equipo ya habían demostrado que cambiar de la exhalación a la inhalación al inicio o en medio de una tarea de memoria, hacía que las personas fueran más lentas y menos precisas al recordar la información.
Esto fue seguido por un estudio que utilizó imágenes cerebrales para vincular el menor rendimiento de memoria con la desactivación de la unión temporoparietal o TPJ. El TPJ realiza muchas tareas diferentes, procesa información tanto del interior como del exterior del cuerpo y determina respuestas apropiadas.
Los investigadores sugieren que ciertos patrones de respiración, restablecen el procesamiento que realiza el TPJ y que el TPJ podría estar involucrado en las fluctuaciones en el rendimiento de la memoria observadas en los ratones. Estos efectos aún deben replicarse en humanos, lo que es una vía para seguir en futuros estudios.
¿Qué significa?
Ya somos conscientes de varias conexiones entre la respiración y el cerebro, como la forma en que los ejercicios de respiración pueden ayudarnos a calmarnos, por ejemplo. El equipo detrás del nuevo estudio sugiere que ajustar deliberadamente nuestros patrones de respiración podría ayudar de otras maneras terapéuticas.
“La determinación de los roles detallados de la respiración y los mecanismos moleculares en el cerebro es un tema para futuras investigaciones con el fin de comprender los efectos de la tolerancia al estrés”, dice Nakamura.
“La manipulación de la forma de respirar y la aplicación de ejercicios de respiración serán cruciales para el tratamiento y la terapia de la depresión y los trastornos neuropsiquiátricos”.
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